Hace unos días, tras un largo peregrinaje por distintos especialistas y ante la ausencia de mejoría, un paciente me hizo esta pregunta: ¿Puede hacer algo diferente con mi dolor pélvico?
Ya he hablando en entradas anteriores del dolor pélvico en el varón: Prostatitis vs Dolor Pélvico, El Universo de la Prostatitis, su Tratamiento, sus Causas, etc.
Pero ahora que estamos en verano y tengo un poquito más de calma para pensar más allá de ciencia y conocimientos puramente médicos, aprovecho para compartir unas reflexiones sobre mi consulta. Y lo voy a hacer ayudándome de un símil con el Camino de Santiago, días después de celebrar su fiesta grande en este año Xacobeo.
Volvamos a la pregunta…
¿Puede hacer algo diferente con mi dolor pélvico?
Yo arqueé mis cejas y me encogí de hombros.
La consulta era a través del correo electrónico. Hasta ese momento la única información que yo tenía era el diagnóstico que le habían dado al paciente y que había visitado a distintos especialistas.
¿Podría yo ofrecerle algo más?
Para contestar a esta pregunta yo necesitaba:
– Conocer y valorar al paciente: cómo es él y cuál es su problema a día de hoy. Y conocer y valorar su historia clínica: cuándo y cómo empezó todo, qué pruebas o estudios le han realizado, y cómo han evolucionado los síntomas hasta el día de la consulta.
– Saber todos los tratamientos que ha hecho hasta la fecha.
¿Dos médicos iguales?
Aunque en la mayoría de los casos se pueden hacer “cosas nuevas” o modificar tratamientos (cambiar fármacos, hacer ejercicios diferentes, etc), me quiero poner ahora en el caso más extremo. Incluso aunque dos médicos hagamos exactamente los mismos tratamientos, nuestra forma de atender y tratar al paciente puede ser muy distinta.
Y no digo mejor o peor. Distinta.
Igual que acuden a mí pacientes que han hecho un largo peregrinaje por otros especialistas, seguramente yo también sea una de las paradas que muchos pacientes hacen en su Camino. Que tal vez sigan, si conmigo no encuentran su “meta”.
Y es que hay tantos tipos de médicos como tipos de pacientes. De personas.
Aunque los médicos tengamos una formación de base similar, la práctica clínica de cada uno de nosotros puede ser muy diferente. Condicionada por nuestra forma de ser, nuestra experiencia clínica y la formación complementaria que hayamos decidido hacer.
Diferencias evidentes o sutiles
Esta diferencia entre especialistas es fácil de entender si nos fijamos en aspectos evidentes como por ejemplo los tiempos de consulta: aunque el paciente nos pueda contar en 5 minutos cuál es su problema (“me duele aquí”), quizá necesitemos un rato más largo para llegar a entender cómo es o por qué empezó ese dolor, por qué persiste o cómo le está afectando a día de hoy.
Y tambien hay diferecia en detalles quizá más sutiles (pero esenciales) como que el paciente se sienta escuchado y comprendido. Que le miremos a los ojos. Que tenga claro que, además de que sabemos qué le pasa, nos preocupa su problema. Y sepa que vamos a incorporarnos en su Camino. Y acompañarle con las diferentes opciones de tratamiento. Con las paradas, subidas o bajadas que necesite.
Y dejando claro siempre desde el principio, que el Camino lo tiene que caminar uno mismo. Yo acompañaré. Le iré dando recomendaciones sobre cómo caminarlo. Y explicándole el porqué de esas recomendaciones. A veces se nos olvida darle al paciente los motivos por los que le indicamos o le pedimos determinados tratamientos o ejercicios.
Y un Camino no se anda sin motivación. Y motivar no es otra cosa que dar motivos que consigan que el paciente comience a moverse.

Así que, cuando un paciente me pregunte ¿Puede hacer algo diferente con mi dolor pélvico?, le ofreceré mi mano, un bastón o unas botas más adecuadas -lo que él me pida o necesite- y le invitaré a que empecemos a caminar juntos.
Si no consigues controlar tus síntomas o necesitas una valoración médica experta, puedes consultarnos aquí. Entendemos tu dolor, y podemos ofrecerte un excelente tratamiento médico rehabilitador de suelo pélvico en Madrid.
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